De la cara del alcalde y la oscura navidad

El pasado martes nos sumamos a la concentración popular convocada frente del ayuntamiento cuyo único fin era el de solicitarle, al señor alcalde, que haga el favor de colocar con el dinero de nuestros impuestos luces en las calles donostiarras durante las fiestas navideñas.

Aquí los menos austeros se vuelven tremendamente eficientes en lo que afecta precisamente a aquellos que ponen la pasta. Válgase de una escena como esta para decir que cuida el cambio climático y ahorra en dinero público. Mañana el señor alcalde dirá que es calvo de voluntad para eso de no utilizar productos en envases no biodegradables para salvar el medio ambiente y demás historias...

Mucha cara y poco vergüenza; supongo que es normal cuando, como Elorza, llevas tantos años en el poder. Algunos prefieren que les echen y salir en algunas elecciones ajustadas por la puerta de atrás, antes que irse de forma honrada y a ser posible sin hacer mucho ruido. Alguien dijo una vez que aquel que tiene un modelo de gobierno dispone de tiempo suficiente para aplicarlo en dos legislaturas. Algunos como Odón abandonarán la poltrona después de varias legislaturas y ni un solo modelo de ciudad.

Pero hoy no toca hablar de la política de parches del alcalde. Ayer nos sumamos a los cánticos de los vecinos donostiarras en Alderdi Eder y hoy, desde aquí, nos sigue pareciendo vergonzoso que nuestra ciudad se vaya a quedar sin decoración navideña. Bueno, no toda nuestra ciudad: en el ayuntamiento ya lleva días colocado un maravilloso árbol que, por lo visto, ilumina el despacho de nuestro alcalde.

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